«SECUNDUM NATURAM»: VIVIR EN EL INVIERNO DEL MUNDO
En esta conferencia, con motivo del Día Mundial de la Filosofía, reflexiono sobre el sentido y la relevancia de la máxima estoica de «vivir en conformidad con la naturaleza» (Secundum Naturam Vivere) en tiempos de pandemia.
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Gabriel, terminé de leer tu texto y me surgieron un par de preguntas. La tesis principal de tu ponencia es vivir de acuerdo a la naturaleza, obedeciendo a leyes naturales, el logos estoico, las leyes del movimiento de todo lo que es o aparece ante nosotros como fenómenos naturales que pueden ser físicos, químicos y en lo que toca a la filosofía como fenómenos sociales.
Respecto a las leyes del movimiento o causales que se aplican a todo lo que es o lo que aparece -nada permanece tal y como es, ni es estático- que desarrollas en el apartado de tu texto titulado “Expansión y Contracción”, que todo lo existente responde a dos grandes fases, la del crecimiento y la de declive o mengua (sístole y diástole), mi pregunta va dirigida a lo que sucede entre estas dos etapas que imagino como el subir y bajar de una montaña. Hay algo entre estas dos fases que llaman meseta, descanso, estado de quietud, claro y otro término que me interesa sobre todo, que se refiere al estado de ánimo de euthymía. Cuando leía esta parte de tu texto recordé el término medio (mesotés) de Aristóteles que aparece en la Ética Nicomáquea, e indagando sobre este punto medio, creo que es una gran oportunidad para el ejercicio ético al que estás invitando en tu maravilloso texto. Indagando sobre este término medio —y creo que tú podrías aclararme mejor esto— en el hedonismo epicúreo lo llamaban Aurea Mediocritas, igualmente en el budismo hay algo que llaman el camino medio (madhyamã pratipada) y en el judaísmo el camino dorado.
¿El término medio cabe entre estos dos sucesos que alternan incesantemente? ¿Crees que entre los movimientos contrarios, lo que llamas culmen podría ocupar el ejercicio virtuoso de la frónesis, la moderación, de ejercitarnos en la madre de todas las virtudes, la frugalidad (genetrix virtutum frugalitas)?
Recuerdo que en tu libro de Éticas de la Serenidad, hablas sobre vacío yermo, en el que no hay posibilidad de acoger vida, en tu metáfora de momento de contracción o etapa invernal, es lo mismo que vacío yermo, de ser así en el momento de contracción o, para ponerlo en otras palabras, de depresión hay cabida para la reflexión, es el momento idóneo para ejercitarse o sería en el término medio o en donde se abre un claro entre la sístoles y la diástoles. Recuerdo que en la Fenomenología del Espíritu, en la tríada dialéctica que desarrolla Hegel, habla sobre las configuraciones del espíritu, en cada reconfiguración aparece el aufhebung, es decir lo que era niega ese ser, subsume lo válido, y el espíritu adquiere una nueva configuración. A manera de analogía, en el momento que toca de la pandemia, en el momento de contracción está teniendo lugar lo que será una nueva configuración del espíritu, pero es imperceptible porque el espíritu social está contraído. ¿El esfuerzo de salir de esa máxima contracción no sería obligándonos a encontrar un claro y aceptar el nuevo reto y que tú bien llamas oportunidad moral para el ejercicio de la virtud o el espíritu?
Respecto a los principios opuestos que Heráclito nombró eneantidromia, o en la filosofía taoista se llama el principio de el ying-yang, recordé que éstos influenciaron hasta a los filósofos de corte materialista y marxista. Federico Engels, para fundamentar la lucha de clases, utilizó el término la unidad y lucha de contrarios y la ley de la negación de la negación en el que está implícita la dialéctica hegeliana, por lo que no es tan descabellado pensar que las leyes de la física no son aplicables a sistemas filosóficos.
Como bien dices, estamos en el tiempo de la semilla, alimentemos el espíritu para que llegada una mejor época germinemos y podamos llegar a ser como los árboles milenarios que resisten hasta los peores inviernos.
Estoy enormemente agradecida, querido Gabriel, de poder escuchar y leer tus valiosas reflexiones sobre filosofía estoica aplicada.
Querida Edith:
Muchas gracias por tus comentarios y reflexiones. Son muy valiosos y aprecio que los compartas por este medio.
Es verdad que, entre la alternancia entre diástoles y sístoles, podría haber, digamos, estaciones o escalas, como sucede con la respiración. La exhalación (sistólica) encuentra un término y podría decirse que hay allí un breve instante de meseta, al cabo del cual inicia el movimiento contrario, la inhalación (diastólica), que, lo mismo, encuentra un breve momento de pausa antes de que sobrevenga otra vez la exhalación. Pero me parece que aquí el asunto es, por así decir, más taoista y que la quietud que está en juego es más dinámica que estática. Vivir de acuerdo con el momento que toca, intuir su kairós, avenirse a él, en esto radica YA el aquietamiento, sea que se trate de un momento contractivo o expansivo. Digamos que sería algo así como una “quietud en el movimiento”.
Es curioso, pero entre las formulaciones teleológicas de los estoicos, aparte de la que elaboré en el texto, que es quizá la más célebre, “vivir de acuerdo con la naturaleza” (Secundum Naturam Vivere), hay otra que habla de “el buen fluir de la vida” (euroia bíou). Y ese fluir no puede sino ser un con-fluir con lo que es, lo que toca. Hay movimiento, porque la vida es movimiento, pero en esa confluencia el movimiento se da con una especie de quietud interna, por así decir. Como en el Tai Chi, arte marcial y meditación taoista. Lo que algunos psicólogos ahora llaman experiencias de flujo (flow) es la misma idea de los antiguos estoicos: son experiencias de altísima calidad, donde el tiempo parece esfumarse. La concentración en el momento es tan profunda que, aunque hay movimiento y puede ser aun un movimiento rapidísimo, “por dentro” se siente quietud. Diría, entonces, que la quietud deriva, más que de una fase tipo “meseta”, de una disposición que se aviene al movimiento o fase cíclica que está teniendo lugar. De un “buen fluir”.
En el caso del budismo, el camino medio tiene que ver fundamentalmente con la idea de que una vida totalmente mundana, como la vida palaciega de Sidarta Gautama antes de iniciar su búsqueda, o una vida totalmente ascética, como la que emprendió más tarde con sus cinco compañeros ascetas, mortificando su carne y sometiéndose a ejercicios sumamente extremos, son vidas incapaces de liberar del sufrimiento. El camino medio supone que ni lo uno ni lo otro. La metáfora clásica es que si las cuerdas de una lira están demasiado tensas, se rompen; si demasiado laxas, no suenan. Sólo pueden crear sonido si están, por así decir, en el término medio. Ignoro qué sea el camino dorado en el judaísmo.
No sé si la frugalidad es la madre de todas las virtudes. Yo diría que es la generosidad en un sentido que es virtualmente idéntico al Amor.
Es verdad que el salto del vacío yermo al claro tiene que ver con todo esto. Quizá es el salto que quisiera exhortar con este texto. En la sensibilidad japonesa tradicional esto recibe el nombre de aware: el momento en el que el dolor por algo que finaliza o muere da paso a la perspectiva cósmica, del Gran Vacío, y puede ser visto en su naturalidad. Y puede ser visto también, como bien observas, como una especie de aufhebung hegeliana.
Me gustó mucho tu metáfora sobre volvernos como esos árboles milenarios que no pueden ser doblegados. ¡Que así sea, Edith!
Yo te estoy enormemente agradecido a ti por compartir tu brillo eu inteligencia aquí y ser siempre tan afectuosa conmigo. Va un fuerte abrazo.