AVIDEZ Y AVERSIÓN

Todos los desórdenes interiores que podamos concebir son especies de dos grandes géneros de perturbaciones: la avidez y la aversión.

La avidez se da cuando perseguimos algo cuya consecución no depende, en último caso, de nosotros y, sin embargo, ciframos en ello nuestro bien. Así, por ejemplo, cuando perseguimos el reconocimiento o el amor de alguien, o un puesto de trabajo, o una beca. Por supuesto que sería preferible obtener aquello que deseamos, pero no tenemos por qué sujetar nuestro bienestar a esto. Al hacerlo, nos volvemos dependientes de algo externo y entramos en el círculo de la avidez: primero nos debatimos entre el desvelo de obtener el bien ansiado y el temor de no obtenerlo (¿Me quiere? ¿Le importo? ¿Me darán el trabajo? ¿Obtendré la beca?). Si no lo conseguimos, nos sentimos frustrados (¡Con todo lo que hice por ella! ¡Cuántos empeños en balde por este trabajo!); si lo conseguimos, nos da miedo perderlo y si lo perdemos, nos entristecemos. En ninguna etapa de este ciclo hay paz interior.

La aversión se da al identificar algo externo (algo que no depende en último caso de nosotros) con nuestro malestar. Hay un claro ejemplo en la página de presentación del curso: cuando nos sentimos moralmente dañados (ofendidos) por un comentario desfavorable hacia nosotros. Una interpretación lúcida no concedería que esas palabras hablen realmente de nosotros, sino que las trataría como lo que son: el parecer circunstancial de alguien, un asunto que en ningún sentido podemos asumir como un mal propio.

Estrictamente hablando, toda avidez supone aversión y viceversa. Cuando deseo ávidamente algo, necesariamente temo no obtenerlo y este temor es una forma de rechazo o aversión. Al contrario, cuando siento aversión, forzosamente abrigo avidez. Por ejemplo, al rechazar el comentario que considero moralmente dañino para mí (ofensivo), siento al mismo tiempo la avidez de que el daño sea resarcido; si esto toma la forma de una avidez por regresarle el daño al presunto responsable, hablamos, entonces, de ira.