CARTA

Una persona que era muy cercana a mí está enojada e incluso dice que me odia. Se la pasa publicando cosas en redes sociales que parecen dirigidas a mí y, aunque sé que es una tontería, me irrita. Es incómodo cuando algunas personas que tenemos en común me hacen el comentario o preguntan qué es lo que sucede. La semana antepasada coincidimos en una reunión y nos ignoramos. Trato de enfocarme y pensar que si vuelve a suceder haremos lo mismo, pero tengo miedo de que ella me diga o haga algo para provocar que le responda a alguna de sus quejas. Yo la aprecio y me ha costado trabajo entender el origen de su molestia conmigo. Hasta donde logro darme cuenta, es como si de repente le molestaran las cosas “buenas” que me han pasado y se comparara con eso, cuando nuestras vidas han sido muy diferentes. Es molesto y me regaño por caer en algo tan tonto como las redes sociales. Nunca me había pasado antes, no siento envidia de ver a la gente feliz, no me molesta ver comentarios contrarios a mi opinión, al contrario, creo que he aprendido mucho gracias a las redes sociales, pero ahora con esta persona me he vuelto un poco ansiosa de saber qué más piensa de mí y nuevamente, sé que es tonto, pero me irrita.

RESPUESTA

Los comentarios hostiles que esta persona pueda hacer sobre ti no tienen por qué dañarte si tienes la conciencia tranquila en relación a tus palabras y acciones. Desde luego, la situación no es agradable, pero no hay ninguna razón para qué se vuelva un daño moral. Puedo sentir que algo es desagradable, pero no conceder que eso represente un daño para mí.  Si no eres tú quien odia, ¿dónde está el daño? En cambio ella, la que odia, sin duda vive un infierno.

De otro lado, tú admites no saber exactamente por qué ella se molestó y esto te produce ansiedad. El deseo de ver lo que publica está motivada por la ilusión de que, una vez que comprendas sus motivos, podrás tener mayor control o estarás mejor preparada para responder. ¿Pero es esto así? Supongamos que te envidia y lo confirmas. ¿Te daría tranquilidad confirmar eso? ¿Te protegería en algún sentido? Deja que el problema de ella sea de ella, corta de raíz la avidez por comprender y dejarás de estar a merced de los humores de otra persona. Tu control, tu poder, tu albedrío, está en tomar las riendas de tu mente y ocuparte de lo tuyo, dejando en manos de otros lo que es de otros. Toda otra idea de control es ilusoria.

* Publicado con el consentimiento de la consultante, bajo la condición de mantener el anonimato.