julio 1, 2019 a las 5:54 pm
#10028

Superadministrador
Exacto, la clave está en la atención. Lo que eventualmente revela el ejercicio es que el hecho de poder tener una experiencia cualitativamente superior a la que uno suele tener, no obedece a la calidad del objeto como tal, que es apenas una uva pasa (no un sofisticado manjar), sino a la disposición (a la atención) con que uno se acerca al objeto. Una pregunta interesante, entonces, es: ¿qué sucedería si nos dispusiéramos con una atención semejante en otras actividades que normalmente desarrollamos de manera automática? ¿Serían, también, experiencias cualitativamente superiores? Gracias por el comentario.
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Esta respuesta fue modificada hace 3 años, 7 meses por
Gabriel Schutz.