
Ramón, muchas gracias por tu apertura. En tu imaginación has podido identificar ya un escenario dispreferido. Si entiendo bien, tú hablas con calma y la otra persona busca desestabilizar tu calma, aduciendo que eres débil por estar hablando (o por haber tenido la intención de acercarte, o algo así) y, para probártelo, te propone un desafío. Pero creo que la pregunta aquí no es si la otra persona hace bien o mal en interpretar tu actitud como un signo de debilidad, sino si TÚ consideras tu propia actitud débil. En la medida en que puedas revisar minuciosamente si tú mismo estás considerándote débil (no entiendo si por querer mediar en el conflicto, si por tener la iniciativa de hablar, si por hablar sin animadversión), vas a poder manejar esto sin problema. Es decir, si tú mismo consideras que tu actitud es débil, entonces es totalmente seguro que el juicio de esta persona te resultará arrebatador (en cuyo caso, valdría preguntarse, por qué exponerse a una situación así). Pero si, después de examinar tus motivos y someterlos a un escrutinio honesto, concluyes que, pongamos, querer solucionar un conflicto, deponer orgullos tontos en aras de un bien superior, mantener la ecuamididad más allá de provocaciones, es, al contrario, una actitud de enorme fortaleza, y logras asentir a eso y tenerlo a mano contigo, y asumir la FIRME DETERMINACIÓN de ir con eso “en mientes”, entonces es muy probable que nada de lo que esta persona haga logre perturbarte; a lo sumo, sus eventuales provocaciones podrán resultarte DESAGRADABLES, lo que no es más que una cualidad sensual de toda experiencia (en todo momento tenemos sensaciones agradables y desagradables, y ni agradables ni desagradables, es decir neutras: por ejemplo, ahora yo siento una sensación agradable por escribir esta respuesta, pero me duele el talón, porque jugué esta mañana al fútbol y estoy ya veterano, y eso es una sensación desagradable, y la temperatura ambiente no me es ni lo uno ni lo otro). Pero una cualidad sensual no es más que eso: sensaciones impermanentes. En eso no se juega ni tu bien ni tu mal. En cambio, sí se juega esto en mantener el temple y honrar las determinaciones morales que hayas tomado para ir al encuentro. Si la respuesta no es satisfactoria, por favor no dejes de decírmelo y aclararme mejor la situación.