
Hola, María. Gracias por el comentario, es interesante y pone en juego asuntos importantes. A menudo los estoicos se expresan desde la perspectiva del “sabio”, una figura modélica, ideal, que equivale en cierto modo al Buddha en Oriente: alguien que ha trascendido toda confusión, toda ignorancia y, por lo tanto, todo dolor. El sabio estaría más allá de todo duelo y todo dolor por haber incorporado completamente la noción de impermanencia. La tercera semana de este curso está totalmente dedicada al trabajo con la muerte y la impermanencia. Allí, quizá, tengas una idea más clara de la línea de trabajo estoica. Pero en relación a tu inquietud, yo diría que los estoicos “no sabios” (pero tampoco necios, porque el necio es aquel que no se da cuenta que sufre), es decir, los que están en camino hacia la sabiduría (prokopton: “el que progresa”) no evitarían el dolor de ninguna manera. Al contrario, igual que en los conceptos tanatológicos que mencionas, no se trata de eludir o negar el dolor, porque éste obrará de todas maneras, bien que incoscientemente, sino de abrazarlo y atravesarlo. ¿Qué es abrazarlo? Es asumir que hay dolor e ir a sus causas profundas. Para el estoicismo, esas causas profundas tienen que ver con errores de juicio, de evaluación, errores en relación a la percepción de la naturaleza de las cosas, y lo que intentará el estoico es trabajar con esa materia, el dolor, para intentar llegar a sus raíces, corregirlas y trascenderlo. Por supuesto, eso lleva tiempo y es parte de un duelo. En realidad, el estoico lo que busca es intentar, en todo momento, ver las cosas tal como son, es decir, entre otras cosas impermanentes, de modo que, cuando haya “pérdidas”, la mente ya esté habituada, al menos en cierta medida, para asumir el cambio. Espero que estas líneas te sean de provecho. Saludos.
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Esta respuesta fue modificada hace 3 años, 10 meses por
Gabriel Schutz.