
Muchas gracias, Amaya, por la apertura y la franqueza. En la evaluación nocturna observas que anticiparte te prestó cierta ayuda, pero que fue insuficiente. Vamos a estudiar por qué no bastó. Una parte tiene que ver con el tiempo que toma modificar hábitos de pensamiento, pero eso no es todo. El asunto con las anticipaciones es, no sólo prefigurar los escenarios dispreferidos, para que no te tomen por sorpresa, sino, y sobre todo, poder comprender, en cada caso, dónde está tu bien o tu mal y dónde no están ni tu bien ni tu mal, dándote a ti misma las razones para poder evaluar (asingnar valor) de ese modo.
Pongamos por ejemplo el caso de la compañera de trabajo que miente, haciendo de cuenta que trabaja, mientras habla por teléfono. Puedes decirte: lo que ella haga no es mi asunto, no depende de mí, y ése es un primer paso. Pero, claramente, no bastó en este caso para que no te hirviera el estómago. Entonces, la pregunta es: ¿por qué, si no es mi asunto, lo tomo personal, como si fuera mi asunto? Ésta es la pregunta que hay que investigar a fondo; de otro modo, la anticipación no será eficaz. En otras palabras, ¿por qué TE IDENTIFICAS, es decir, depositas tu identidad, en algo que no es cosa tuya? Voy a especular, sin saber (sin poder saber) por qué sucede esto en este caso. Las respuestas son múltiples, pero da la impresión de que la situación te parece fundamentalmente injusta. Tú trabajas, eres diligente, cumples, incluso cuando el trabajo no te gusta demasiado, y hete aquí que otra persona, en cambio, no trabaja, pero cobra un salario, quizá incluso igual o hasta mayor al tuyo. Te dices: ¡esto es injusto! Y el sentimiento de injusticia te hace hervir el estómago, porque es injusto, consideras, en relación a ti, que sí trabajas y cumples. Pero el estoicismo procede justo al revés: dado que yo cumplo y no robo (no cobro por algo que no hago) y desarrollo mis asuntos con excelencia, puedo estar satisfecho/a de mí. Si estoy concentrado en esto, en ser cabal, y mantengo esa concentración, y deposito cierta satisfacción moral en mí mismo, quizá no me distraiga con lo que otros hacen o dejan de hacer, que, a fin de cuentas, no es mi asunto en principio. En otras palabras, una primera posibilidad es simplemente que tu atención está puesta donde es nocivo ponerla y no donde sería hábil ponerla, que es en ti misma. PRIMERA CONCLUSIÓN (HIPOTÉTICA): la atención es débil, te dispersas con cierta facilidad, y el asunto radica en concentrar mejor tu atención. Por ejemplo, a mí me irritan mucho los ruidos, sobre todo cuando escribo. Pero si mi concentración en lo que estoy escribiendo es fuerte, casi no me doy cuenta de si hay ruidos o no. Entonces: ¿el problema son los ruidos o es la debilidad de mi concentración?
Pero hay más. Cuando tú juzgas/evalúas que tu compañera está MAL (y te apropias de ese mal como si fuera tuyo), ahí se produce la perturbación. Una típica estrategia estoica, que es, por otro lado, más próxima a la mirada de un científico, un escritor, un poeta, en fin, un investigador, es, en lugar de precipitar un juicio, detener la impresión, observar e intentar comprender (de esto se habla, en parte, en la segunda semana). ¿Por qué tu compañera hace eso? No se vale decir, “porque es una imbécil, una ladrona”, no, el asunto es comprender. Comprenderla como si fuese un personaje de una novela. Quizá le aburre terriblemente tener que trabajar ahí, alguien la obliga, ella quisiera hacer otra cosa, y se siente oprimida, y no sabe cómo lidiar con eso, simplemente no lo sabe, sólo atina a huir de alguna manera, y esa huida se la proporciona hablar por teléfono, distraerse, mirar hacia otra parte (quizá tú misma quisieras huir, pero no puedes). Esto es una posibilidad, pero puede haber muchas más. Por eso Marco Aurelio inicia el libro segundo diciendo que los sujetos indeseables con que se topará a lo largo del día desconocen el bien y el mal: no es que sean malvados, son sólo ignorantes. SEGUNDA CONCLUSIÓN: asumir una posición de observación ecuánime, lúcida, en lugar de dejarse arrastrar por algún juicio. Esto se llama, en budismo, karuna: compasión. Ponerse en el lugar del otro. ¿Acaso a ti misma no te aburre ese trabajo?
Hay más que decir, pero no quiero abrumarte. Lo más importante a la hora de hacer las anticipaciones, es dar con las preguntas sobre el origen de futuras perturbaciones y analizarlas minuciosamente, para, entonces, poder darse razones a uno mismo de por qué no voy a perturbarme en un caso así. ¿Qué pasa si el hombre de la biblioteca se acerca y te habla, si eludirlo no basta? Ahí es donde debes anticipar, comprender y determinar quién serás tú y por qué esa situación es indiferente. No basta con declarar que será indiferente: hay que comprender por qué, de hecho, es indiferente.
Espero que estas líneas te sean de ayuda. Si algo no es claro, o quieres profundizar más, no dejes de responder a este mensaje. Estoy a tus órdenes.