
Indudablemente tienes vena de poeta. La idea de este ejercicio es fundar el espacio y, por así decir, “calentar el brazo”, trabajando a la vez con la síntesis. Y es interesante observar cómo eso propicia algo así como microrrelatos, frases que condensan toda una situación, tomando su fuerza, precisamente, de lo no dicho. Me sucede con “malestar tropical de bicho exótico”. La frase es potente, sugiere todo un mundo, el calor se siente casi venenoso, la belleza natural del trópico muestra un rostro amenazante. O “alistándonos para la contemplación” (¿por qué no hay mayúsculas en las primeras letras?): toda una aventura en el horizonte. O, claro, “infinito deseo furtivo”, que puede ser desde una “sed de infinito”, como decían los románticos, hasta algo erótico. El párrafo mismo, aunque tiene otra extensión, es como un microrrelato, y la frase final es excelente: “te reprocho tu complicidad”. Es excelente porque en general la complicidad se agradece, y aquí es lo contrario. Un poco como con la belleza del trópico, que se vuelve hostil: una sensibilidad hacia el oxímoron. Muy bueno, Lipla. Gracias.