
Lo que me gusta de este texto es la consistencia que tienen sus cinco partes y que la palabra ‘liminalidad’ resume muy bien. En todas hay un “entre”, una transición, un ya no ahí, pero tampoco aún allí, y esto, tanto en el espacio como en el tiempo. A fin de cuentas, la vida misma es una constante liminalidad, de otro modo el tiempo no correría, pero aquí, en tu texto, esto se muestra bajo el aspecto de la espera, a veces angustiosa, otras veces incierta, otras lúdica.
Creo que en la primera línea sería más interesante, quizá, referir qué observa de las personas y las calles quien viaja en ese transporte, que el solo hecho de que observa.
La segunda es un juego, tiene sentido. Me llamó la atención porque las filas de los bancos son, efectivamente, un lugar atroz para mí y siempre busco maneras imaginarias de salir de ahí, un poco como tú hiciste. Hasta tengo un capítulo de una novela, con un diálogo bastante delirante, en la fila de un banco.
La frontera pone en juego también la extranjería y su absurdo. De aquí para allí no eres extranjero; de allí en adelante, sí. ¿Tiene sentido esta convención idiota?
Está muy bien. Aun así, por lo que entiendo, has tomado material que ya tenías escrito y lo has organizado conforme a la consigna de este ejercicio, pero quizá lo mejor es que puedas hacer este mismo ejercicio con los días que estás viviendo, efectivamente, seleccionando una única línea para un día, luego dos y así. Porque eso modifica, de alguna manera, la relación misma que tienes con tus días: los estetiza, y en parte se trata de eso. Si tienes posibilidad, inténtalo. Y si no, está muy bien y adelante con lo que sigue.