
Quizá una pregunta es cómo fue que aquella A liviana ligera risueña, cantora y bailaora, fue sustraída. ¿Y existió realmente esa A, tal como se presenta, como si viniera a espetarle a esta otra A que ríe con mesura, cuánto más rojos eran los rojos?
¿Qué es realmente un espectro? Porque es interesante que aquella A, aparentemente tan plena, sin embargo se aparecía en el REFLEJO de un lago, y eran dos A, no una, según entiendo. ¿Acaso no hay siempre una espectralidad, así sea sutil, cuando media la reflexión, el reflejo?
Cuando SOMOS plenamente no hay ni siquiera consciencia de quiénes somos, no hay reflexión ni reflejo y por eso no queda huella (no nos obsesionamos pensando qué faltó o cómo habría sido mejor). Dice el Tao Te King algo así como: la acción perfecta no deja huella. ¿Qué o quién dejó entonces esas huellas? ¿No era esa A ya un espectro “en vías de desarrollo”?
Si seguimos el hilo de esta idea, entonces aparece lo siguiente: el espectro existe cuando algo falta y sólo entonces cobra vida. Si hay plenitud, no hay espectro. Incluso si es una tristeza plena no habría lugar allí para una eventual alegría espectral, no mientras se llora con todo el cuerpo y todo el corazón. Entonces, en términos generales, ¿qué podemos aprender de todo esto? Quizá esto: la risa puede ser corta, larga, estridente, plomiza o reverberante. Es lo que es; sólo cuando está siendo comparada, medida, reflexionada-reflejada, ahí, en esa brecha, surge el espectro. ¿Qué pasaría si permitiéramos que todo lo que se manifiesta sea tal como es, sin pretendender cambiarlo o manipularlo? ¿Qué sería de los espectros?
Un espectro de levanta. Déjalo qué comparezca. No hay necesidad de hacer nada al respecto. Hacer algo es ya alimentarlo. Blake tenía razón: sólo hace falta abrir los ojos para que el espectro se arroje a lago. ¿Qué ojos son éstos? ¿De quién son?
Sigo aquí en lo que pueda apoyarte.