
Qué hermosura de texto… Y qué hermoso lo que hay detrás del texto, la sobrina que de alguna manera homenajea a su tía. Si miras los ejercicios hechos por otras personas en este taller, verás que todas son mujeres que hablan de mujeres, y me parece maravilloso, porque, siendo yo extranjero y viniendo de un estilo de familia muy distinto de las tradiciones familiares mexicanas, encuentro esta clase de personajes femeninos, fuertes, enigmáticos, con una soberana independencia de criterio, una sabiduría forjada a fuerza de romper con costumbres, a fuerza de enojos y dolores y amor. Me pregunto si estas mujeres fuertes serán también una influencia decisiva en sus descendientes varones. ¿Les llegará su mensaje? ¿Es cosa de mujeres, un linaje femenino que se transmite con gestos sutiles?
Más allá de esto, que es un comentario general, me parece muy lograda la manera como vas pintando al personaje, empezando por el espacio, por lo que se siente al ingresar allí. Me era imposible, mientras leía las primeras líneas, no pensar en los estoicos (en su austeridad, en esa idea de cultivar un jardín interior, que, en el caso de tu tía Ángela, se expresa en ese pequeño espacio tan minuciosamente cultivado) y en el minimalismo japonés, en la sensibilidad nipona para las estaciones y sus cambios… Lo último se vio confirmado hasta cierto punto.
No puedo dejar de pensar, como papá que soy, en esas indicaciones sobre cómo moverse en la vía pública, en la elemental sabiduría práctica que es saber viajar, porque es una alegoría de saber vivir, y tú tía parecía tener eso muy claro, tener clara la importancia de transmitirlo…
Quizá lo más interesante es cómo se va desvelando este personaje, que al principio tiene algo de hada o, como bien apuntas, de bruja, en todo caso un halo mágico, para imprimirse, luego, la mirada adulta que comprende desde un ángulo donde las decisiones no son sólo travesuras o raptos de sensibilidad estética, sino renuncias dolorosas, aislamientos donde la elección y la necesidad se confunden y ya no es clara la proporción entre una y otra. Pero ¿no es así siempre? Carácter y destino. Aquí, en tu texto, empiezas por el carácter y terminas, hasta cierto punto, en el destino, pero la amalgama de los dos es una danza ambigua, que está muy bien labrada.
Y finalmente, tu tía Ángela como modelo de valentía, cómo una idea o un estilo de habitar (nada menos). El texto me deja un calorcillo, una inspiración. Me habría gustado conocer a Ángela. Me alegro de haber accedido a un destello de sus días por medio de tu muy buena pluma.