abril 11, 2020 a las 8:47 pm
#12356

Superadministrador
En tus palabras hay un gesto profundamente estoico: poner el valor de la experiencia como tal, oler en este caso, por encima de la opinión pública (oler la comida es raro).
Infinitas posibilidades sonoras de los alimentos, sin duda, y también infinitas posibilidades de escucha. ¿Quién se pondría a escuchar una pasa entre las yemas de los dedos? ¿Qué otras cosas no escuchamos?
Pararse a escuchar.
(Y nunca dejar de oler).