
Si tuviera que titular tu texto, lo haría con el de una vieja película alemana (no tan vieja): La vida de los otros.
Recuerdo que cuando era adolescente, me gustaba virtualmente todo y no sabía qué vocación profesional abrazar. Entonces me hicieron un “test vocacional”, con psicólogo y todo, y una de las preguntas del test era algo así como: Si viajas en tren, ¿qué miras: el paisaje, las personas o el funcionamiento del tren? En tu caso, está claro que las personas concitan tu atención en primer lugar, al menos en estos tres textos, si bien forman parte, claro, del paisaje, si bien allí están también la vegetación y la jacaranda. Aquel psicólogo te habría dicho que tienes una vocación humanística más que científica, lo que tampoco hay que tomar demasiado en serio.
Es interesante ver los efectos de este ejercicio en tiempos de pandemia, donde quizá hay más tiempo precisamente para eso, para mirar por la ventana y hacer de ese espacio un lugar de contemplación. ¿Quiénes son los vecinos? ¿Qué valores abrazan, qué los mueve, qué detestan, de qué se alejan, qué temen? Ese microestudio permite ver cosas interesantes de lo humano y hacerse preguntas, como las que te haces con total pertinencia: ¿se juntan porque quieren o por huir de sí mismos (o de otra cosa)? ¿Serían capaces de estar juntos sin ruido, sin televisión, sin cerveza, sin distracciones?
¿Y tú?
Me gustó mucho tu observación sobre el atardecer, como un momento de tránsito, que ya no es día pero aún no es noche, un umbral. Entiendo que los huicholes utilizan el rojo y el negro para representar ese momento peculiar (el otro momento rojinegro es el alba). Algo misterioso sucede allí, los portales se abren.
Es interesante ver la vida de los otros, porque nos permite pensarnos a nosotros mismos. ¿Cuánta ropa es necesaria? Y más generalmente, ¿qué es estrictamente necesario y qué no? ¿De qué se puede prescindir sin que haya falta? ¿Y qué podemos hacer para depender menos de los demás y adquirir así mayor autosuficiencia? Esto último es particularmente importante, no sólo en relación a los recursos energéticos, sino también mentales.
Buen trabajo, Linda. Tengo la impresión de que hubo cierto disfrute y eso, si ha sido así, es buenísimo.