
Saludos, Onofre, y muchas gracias por compartir tu experiencia.
Es sumamente interesante lo que comentas en relación a lo personal e impersonal. La experiencia es, desde luego, personal, pero al mismo tiempo, si se hace con atención plena, y sobre todo, si este tipo de experiencia contemplativa alcanza una profundidad mayor (en prácticas que exigen tiempos significativamente mayores, o bien, por qué no, en la espontaneidad de un rapto “gnóstico”), entonces, paradójicamente, se despersonaliza. Con esto quiero sugerir la idea, que es muy clara en el budismo y aplica también para los estoicos, pero que ha sido más generalmente declarada por todas las tradiciones primordiales, según la cual, cuando desaparece el yo, “se gana el mundo”. Si, al hacer este pequeño pero significativo ejercicio, uno experimenta ansiedad por querer comerse el arándano o se deja arrastrar por pensamientos, asociaciones, recuerdos, etc. (no digo que sea tu caso, es normal tener asociaciones rememorativas fugaces), entonces la experiencia sensual palidece. Mientas que si, por así decir, el “yo” no estorba en ese momento, el arándano adquiere una “expresión” cabal.
Espero de todo corazón que este curso-taller te sea provechoso en tu búsqueda.
Saludos y bienvenido.