El final fue inesperado incluso para mí. Parece como si hubiera comenzado escribiendo yo y hubiera terminado mi doppelgänger. ¿Por qué me confundo con lo que no quiero ser? O, quizás, es mejor preguntar para qué. Volviendo a “Reminiscencia futura”, encuentro nuevamente esta tendencia a depositarme, depositar mi energía, en aquello que no deseo, pero que, aun así, invoco. Tal como señalas, sigo sus sus pasos. ¿A dónde me estoy llevando en el intento de conducirme hacia otro lado?
Ese sueño lo tuve a los 17 años, han pasado casi 14 desde entonces y no lo he borrado de mí. Recuerdo que me propuse contarlo tantas veces como pudiera hasta, de alguna manera, conjurarlo. Aunque, al contarlo tanto, creo que lo terminé por incorporar, es decir, literalmente cuando lo rememoro, lo rememoro con el cuerpo entero. Es escalofriante. Por aquellos días del sueño, recuerdo que escribí en mi diario que alguien había llegado a invadir mi casa y la estaba quemando por dentro, conmigo ahí. Yo era mi casa. Algo constante de esos días también fue una cierto escepticismo de mi existencia. Casi como si sintiera la necesidad de pellizcarme para saber si “en serio” existía. Cuando revivo el sueño, la sensación viene con esos dos recuerdos.
Sobre las heridas y las huellas, pues… crecí con el miedo constante de que mi madre se suicidara. Y aunque eso nunca pasó, pasaron muchas otras cosas tristes. Con los años entendí que más bien ella podía ser el chivo expiatorio de la familia, sin contarme a mí. Yo era apenas una niña. Pero, bueno, en términos generales, mi temor constante es tomar decisiones que me lleven a un estado similiar al que vive mi familia. En una mezcla de sinrazón y sinsentido. A una vida subterránea, a medio hacer. Me leo y, aunque para mí tiene sentido, parece muy abstracto, así que voy a tratar de escribir para mí qué es en concreto lo que temo repetir de ellos en mí.
Por último, me interesaría mucho tomar un curso de atención plena. ¿Me puedes recomendar alguno en particular? Igual pensaba que en el otro curso sobre los estoicos que impartes por acá podría ir encontrando más pistas. ¿Qué me dices?
De nuevo, infinitas gracias, Gabriel.