
Está muy bien que hayas identificado claramente los círculos. En cada uno de ellos el asunto es detenerse un momento y advertir que hay algo que me une con ese círculo, desde el más íntimo al más remoto, que no estoy totalmente separado y que, por lo tanto, tengo un grado de responsabilidad con él. Esto no tiene por qué resolverse en una responsabilidad concreta, específica, el ejercicio sólo es un momento de toma de consciencia, de tal modo que, cuando uno, luego, sale a la calle (aunque ahora no lo estemos casi haciendo), o interactúa desde su casa con otras personas y seres, no se perciba a sí mismo como separado, sino como parte de una comunidad, y esté, entonces, en una disposición comunitaria desde el lugar que le toque: como profesional o como simple ciudadano (del mundo).
¡Muchas gracias por participar, Guillermina!