
Hola, Daniel. Gracias por este texto. Qué maravilla que estés estudiando el Abbidhamma, es un tesoro de sabiduría. Que te sea muy provechoso.
Personalmente, creo que puede ser de mucha ayuda contar con ciertas distinciones teóricas, siempre que uno las mantenga en calidad de distinciones teóricas y nada más. Por ejemplo, la minuciosa descripción de los ocho estados absortivos (janhas, si mal no recuerdo, en pali, dyanas en sánscrito) puede ser útil como un mapa de ruta, pero nada más: el mapa no es el territorio. Cuando preguntas, “¿cómo sé que eso que observo es phasa?”, yo replicaría: ¿Importa? Lo que importa, y en esto está de acuerdo todo el budismo, aunque es posible que el zen sea más enfático en este sentido, es que observes lo que es, tal como es. No importa si le llamas phasa, eso es sólo un concepto del “mapa”, no es el territorio.
Es absolutamente normal que tome tiempo desarrollar el hábito de observar los pensamientos en el momento mismo en que surgen. Lo conseguirás en mayor medida en algunos casos, ante cierto tipo de pensamientos, y en menor medida ante otros, de los que eres menos consciente en términos generales. Es el trabajo de una vida. Y eso es, en efecto, detener la impresión. Sabes que lo has hecho por la simple evidencia de que no estás envuelto en el pensamiento, sino tomando nota de él. Como cuando los theravadas consignan escuetamente: “Mente ansiosa”, “Mente apacible”, etcétera; es el mismo ejercicio de observar y consignar sumariamente qué trae un pensamiento. Hacerlo es ya detener la impresión, pues fue necesario que se “detuviera” (todo esto es metafórico, claro está) para haber podido observarla, tomar nota, etc.
El criterio pragmático es una buena guía, claro.
En relación a tus preguntas finales, detener la representación es YA, DE SUYO, meditar; es meditación como tal (por lo tanto, no es que se pueda hacer sin meditar). También aquí, como en el budismo, hay una práctica formal y una práctica no formal. La práctica formal es observar qué tipo de representaciones te arrebatan en mayor medida y examinarlas, con detenimiento, no en el momento en que surgen, sino en un momento de reflexión deliberada, de preferencia por escrito. Este ejercicio está explicado en la guía que hay como parte de los materiales. Digamos, entonces, que la práctica formal consiste en un análisis reflexivo, por escrito, que busca hacer conscientes aquellas representaciones que nos resultan más arrebatadoras, analizarlas y depurarlas (“cataleptizarlas”). La práctica no formal sería poder detener las representaciones en el momento en que surgen. Desde luego, igual que en la práctica budista, el ejercicio no formal se ve fuertemente apoyado en el ejercicio formal. Aquí se apunta directamente a observar los estados mentales, pero yo diría que hay una instancia material o corporal, pues escribir supone materializar, fijar, cincelar.
Recuerdo que en un retiro de Vipassana bajo la guía de S. N. Goenka, el instructor me decía que trabajaban exclusivamente con las sensaciones físicas, porque observar los estados mentales era algo muy avanzado. No estoy de acuerdo, pero esto no contradice en nada la fenomenal eficacia de la meditación vipassana en la tradición birmana, de la que procede Goenka: sin duda, después de diez días de retiro, meditando bajo esa técnica (bueno, vipassana propiamente unos días después del inicio del retiro, antes es samatta), hay una liberación significativa de “samskaras”. Sólo digo que es perfectamente posible desarrollar hábitos de autoobservación de la mente y que la escritura, al modo como la conciben los estoicos, pueden contribuir decisivamente en este propósito.
Ninguna técnica es mejor o más efectiva. Sólo son complementarias. La observación del cuerpo puede ser de mucha ayuda cuando se integra con la observación de los estados mentales. Si, pongamos, estoy irritado y observo que he tensado las mandíbulas, eso puede ser un buen ancla para advertirme de mi irritación y entonces observar mis pensamientos. Pero a veces podría suceder lo contrario: me “cacho” teniendo un pensamiento colérico y luego observo que he crispado los puños, o que el corazón me late con mayor velocidad. Todo sirve, y si puedes integrarlo, tanto mejor.