
Buenos días, Onofre.
Es muy valioso lo que has descubierto y referido con toda claridad.
En relación a tu hijo, quizá una buena estrategia (que eventualmente ya has explorado) es, en lugar de precipitar un juicio del tipo “ha perdido el rumbo”, explorar qué es lo que él está efectivamente encontrando en ese “rumbo”, en esos espacios y por qué se siente tan atraído hacia ellos. ¿Encuentra allí comprensión, amor, alivio al dolor, elude algo, encuentra intereses que la escuela no le da? Es útil (y difícil) ponerse enteramente en la piel del otro, pero puede ser revelador. Hay una cita de Marco Aurelio que habla sobre esto, sobre comprender qué es lo que persiguen los otros, a qué responden. Para esto hace falta deponer todo interés personal (por ejemplo, el interés de que vuelva a estudiar, etc.), observar con la minucia y la ecuanimidad de un científico, tal como de hecho eres. Con esto no quiero alentar ninguna expectativa, sólo es una estrategia que puede ayudar. Ojalá así sea.
Gracias a ti por compartir tus textos, es un gusto leerte.