
Qué buen trabajo, Gabriela, te felicito. Tu escritura es siempre depurada, cuidadosa, pero aquí, aparte de eso, lo que encuentro más meritorio es cómo se va desgranando la historia, cómo se va completando a partir de las múltiples perspectivas y, sobre todo, cómo lograste «escuchar» el punto de vista de cada uno de los implicados con ecuanimidad, dándole a cada quien un espacio para hablar y ofrecer sus motivos. Éste es el propósito que persigue el ejercicio, comprender los puntos de vista de los involucrados, y creo que lo has conseguido con creces (y quizá con gran esfuerzo).
Algo especialmente interesante, en el sentido narrativo o dramático, es que sólo al final, bajo el punto de vista de Leo (está bueno lo de identificar a los personajes por los signos astrológicos), se ve que hay otro personaje que no es ella ni la tía ni la madre ni él, que está jugando y de manera muy decisiva en todo esto: la madre de él. Hemingway, el gran escritor, solía decir que un buen cuento es como un iceberg: lo más importante no se ve, no se dice; eso obra un efecto peculiar. Aquí no es que sea lo más importante, y tampoco es que no se diga, se dice, pero el final, y eso muestra todo bajo una perspectiva que alumbra lo anterior. Un texto muy logrado, felicitaciones.