Hola, Gabriel:
Gracias por tu respuesta. He repetido algunos de los ejercicios del curso, con la intención de seguir incorporándolos (poco a poco) a mi vida cotidiana. Al retomar este ejercicio en particular, me percaté de que al pensar mi muerte, me visualizaba muriendo con edad avanzada. Al pensar la muerte “prematura” (aun siendo joven) sentí cierta desesperación, deseos de haber querido vivir más. Me percaté del amor que uno tiene por la vida misma y la sensación de que aunque a ratos uno la puede pasar muy mal, realmente quisiera seguir viviendo y tener otro día para disfrutar este mundo, ver el sol, sentir la brisa, estar con los que amas.
Intenté trabajar con la angustia de no haber hecho suficiente. No tuve mucho éxito, es algo que seguiré trabajando. Aún así el ejercicio me dio ganas de vivir cada día con más intención y un poco más de planificación, nada exagerado, pero vivir los días de tal modo que pueda sentirme en paz con lo logrado. Quisiera incorporar progresivamente nuevos proyectos que ahora van adquiriendo especial importancia.