
He de confesarte que ciertamente lo disfruté muchísimo, lo escribí en “una sola sentada”. Cuando leí el cuento “En el bosque” y entendí el ejercicio me pregunté sobre cuál hecho doloroso quería escribir. Esa ruptura fue dolorosísima, hasta ese tiempo en mi vida supe en carne propia el significado de tener el corazón roto, y también conocí otras emociones que escuchaba nombrar pero que yo no había experimentado, como la ansiedad.
Ha sido un ejercicio muy potente para mi, pues al escribir con otras voces que no eran la mía pude ir integrando pedacitos de mi, y lo más bello ha sido reconocer desde el corazón -desde la cabeza ya lo tengo “resuelto” desde hace mucho tiempo”- el profundo amor que siento por este hombre que habla spanglish (una mezcla bien chistosa de castellano, mexicano e ingles/escoces). Desde la distancia, pero desde otras voces, pude reconocerlo como el ser humano que es, nuestras circunstancias.
Me sentía muy ansiosa y emocionada a la vez -como una niña- por leer tu retroalimentación. Me siento motivada a seguir escribiendo (no tengo ninguna formación literaria pero en los últimos años es una herramienta justo de auto-conocimiento) a seguir cultivando esta arte.
Gracias, eres un gran Maestro.