
Es un cuadro muy preciso, una descripción muy cuidadosa de las escenas que tienen lugar a través de tu ventana, de algunas de tus curiosidades, deseos y aversiones (tengo que decir que una cantidad significativa de pueblos de Grecia tiene las casas pintadas de blanco).
Aparece en el texto una vocación de anonimato: poder salir a la calle como si fueras invisible o transparente. ¿No es eso exactamente una ventana? Algo transparente, más o menos invisible, que permite ver (eventualmente, sin ser visto, si el cristal tiene los vidrios muy polarizados, como el auto rojo). ¿Cuál sería la perfecta transparencia de la ventana? Un simple hueco por donde se ve lo que es, tal como es, sin juicios. ¿Y no es éste el reto de volverse transparente también? Tú sales a la calle, con tu género, tu edad, tu color de piel, tu peso y tu estatura. Alguien podrá pensar esto o aquello, formular juicios, mirarte de cierta manera o de otra, pero si tú no tienes juicios sobre esos juicios ni sobre ti misma, si simplemente eres una ventana que camina en la calle, una especie de hueco que percibe con total ecuanimidad, ¿no alcanzarías la perfecta transparencia que eventualmente anhelas (si es que yo he leído más o menos bien tu texto)?
Te puede interesar un texto que habla, en cierto modo de eso, y que se ha vuelto un clásico del zen. Aquí te paso el link para descargarlo en pdf:
http://www.oshogulaab.com/ZEN/TEXTOS/No_Tener_Cabeza-harding.pdf