
Es bueno que hayas identificado con claridad el asunto. Solías ser (o creías ser) paciente y eso se ha visto diezmado, lo que supone que, en su lugar, hay ahora algo así como ansiedad o impaciencia. Pero ahora que has identificado esto, lo importante es poder integrarlo en la práctica.
Para eso, procura identificar con mayor precisión el tipo de cosas, eventos o situaciones que despiertan en ti impaciencia y las condiciones que ayudan a eso (por ejemplo dormir mal o llevar un buen rato sin comer pueden ser coadyuvantes), y anticípate, que es el ejercicio estoico por antonomasia. Prepárate ante la impaciencia, habiendo identificado todo esto y habiendo, también tomado decisión sobre cómo quisieras posicionarte cuando se levente en ti un pensamiento o un estado mental impaciente, ávido, ansioso o lo que sea. Y si puedes, escríbelo.
Intenta hacer el ejercicio de anticiparte con tanta minucia como puedas, de tal modo que, si te asaltan ese tipo de estados mentales, estés preparada, y ve qué sucede cuando todo eso ya no te toma desprevenida.