
Efectivamente, Lucy, lo primero es reconocer, identificar; luego viene la elaboración. La estrategia que te has dado está bien, porque la respiración regula un conjunto de funciones orgánicas que se relacionan también con la mente, y el detenerse a respirar es una buena manera de detener la impresión (más adelante, en la segunda semana, el curso abunda en esto). Sin embargo, también es importante que puedas observar aquellas cosas que son dispreferidas y hacer un cierto análisis de ellas. Al detenerte y respirar, detienes la respuesta automática y calmas la mente, eso es buenísimo; pero si no estudias con cierto detenimiento cómo eso que se te ha aparecido sólo es dispreferido, cómo no te reporta un daño moral genuino y último, es muy probable que siga apareciéndose una y otra vez. Es verdad, sin embargo, que el solo hecho de no alimentarlo ya lo debilita, pero razonar de acuerdo con las primeras distinciones aporta una efectividad adicional. Quizá ya lo hayas hecho (“pude identificar lo irrelevantes que pueden ser”), pero por las dudas me parece importante mencionarlo.