
Esta crónica muestra a las claras que no hay que hacer nada especial o extravagante para vivir con plenitud, aparte de mantener una consciencia sumamente atenta, en todo el sentido de la palabra: en el sentido cognitivo (estar atentos) y en el sentido afectivo (ser atentos). Pero tu crónica está escrita en condicional: “si supiera que es el último día, entonces haría tal y tal”. Y sin embargo, ¿cuándo vas a volver a vivir este día que está pasando? Es tú único y último 13 de junio de 2020 que vivirás jamás. ¿Por qué no servirte ese whisky con tu pareja, hablar de cosas importantes, reparar los daños, saldar las deudas que puedas saldar, declarar amor, proclamar gratitud, echar las culpas por la borda, mirar un paisaje y ser en todo momento consciente de lo increíble que es el hecho de que en este instante estés experimentando el mundo? ¿Cómo podríamos saber que éste NO es el último día de nuestras vidas?