
Muy bien, Patricia, todo lo que refieres aquí suena a que vas asumiendo con calma lo que depende de ti y serenando la ansiedad en relación a lo que no depende de ti, que son las respuestas, palabras y acciones de tu hija.
Lo más importante, hasta donde veo, es que tengas claridad sobre esa plática por venir. Si te anticipas, si logras ver con total claridad cuál es el propósito de esa plática (claridad de propósito), qué está en tus manos hacer en ese sentido, qué dirás, cómo responderás, qué clase de escucha tendrás hacia tu hija, en qué discusiones no entrarás, en qué no vas a engancharte, etcétera, teniendo en cuenta que, por supuesto, una vez en el escenario habrá toda clase de situaciones inesperadas, pero no las que te competen a ti; si, digo, tienes esto elaborado, entonces toda la preparación previa del encuentro, la logística y demás sera más apacible, porque de algún modo ya habrás reducido la ansiedad relativa a lo fundamental, que es esa plática. Veo que ya lo estás haciendo, que ya te está dando frutos y me da una enorme alegría. Mantén la práctica firme, constante, amorosa, la atención despierta, y no habrá falla.