
Este examen ante el espejo y los espectros que eventualmente se aparecen allí deja ver una muy buena “gestión” de esos espectros: no bien se levanta uno, pintando una ilusión vagamente fatal, no parece pasar demasiado tiempo antes de que llegue una especie de antídoto a desmentir las ínfulas del pesimismo, la tristeza, la inseguridad. Quizá a ti te parezca natural que suceda de este modo, pero te aseguro que muchas personas pueden pasarse años cautivas bajo alguna fantasmagoría, sin que se aparezca una voz firme que venga a poner en entredicho si eso que se aparece como real no será una mera ilusión de la mente.
Lo que puede ser interesante, en tu caso, es que, ya que has identificado con tanta claridad tus espectros, puedas tenerlos muy presentes, justamente en calidad de espectros, de tal modo que la próxima vez que se te aparezca uno puedas rápidamente liberarte de él, tirarlo al lago, disolverlo en el espejo, sin que tengas ya por qué padecer demasiado bajo sus hechizos.