
Por lo que respondes a la batería de preguntas, se ve que estás ya bien encaminada, con una elaboración bastante consciente de lo que se levanta en tu mente. La única precisión que quisiera hacer aquí es en relación a lo “positivo”, lo “negativo” y lo “neutral”, según lo describes en tu texto. Tú misma te das cuenta de que hay cierta falacia en todo ese lenguaje al hablar de ese péndulo que prefieres mantener a raya. Si concibes algunas cosas como positivas y otras como negativas, estos juicios son ya evaluaciones enfáticas, atribuciones de valor, así parezcan atenuadas. ¿Qué es positivo? ¿Qué es negativo? ¿Bajo qué criterio podríamos decir que algo es positivo? ¿Lo que te trae felicidad, como dices un poco más arriba? ¿Negativo lo que te trae dolor?
El estoicismo (también el budismo) busca llevarte a un lugar, NO NEUTRAL, porque eso es quizá demasiado, pero sí ECUÁNIME. Y es muy difícil, creo, ser ecuánime ante cosas que evaluamos como positivas o negativas, porque éstas, insisto, ya son evaluaciones sustantivas. Por eso es que los estoicos hablan de preferido o dispreferido, pensamientos, sucesos o eventos que es preferible experimentar, pero sólo eso y nada más que eso; si no suceden, no pasa nada. Y lo mismo con lo dispreferido: uno preferiría que no sucedieran, pero si suceden no hay mal, no hay daño (no son negativos). En el lenguaje del budismo se habla de agradable, desagradable y ni agradable ni desagradable, dando a entender que se trata simplemente de la esfera sensual (de los sentidos), pero que ahí no se juega el sentido último de la experiencia, sino sólo un aspecto que no es el más importante.
Me parece excelente el modo como estás haciendo lo de detener la impresión y sustraer los agregados de tu cosecha con el ejemplo de la persona que se molesta. Bravo.