
Por lo visto, tienes una consciencia muy desarrollada de la impermanencia y una práctica clara en relación a esto. El hecho de que seas una persona de fe hace que (si la fe no se vuelve supersticiosa) tengas una enorme fuente de aceptación y esperanza, que es el antídoto natural del miedo.
Si puedes incluir en tu meditación (sea en el ítem 1 o en el 3) las anticipaciones estoicas e integrarlas con tu fe, examinando qué capacidades, qué virtudes exige de ti el día que anticipas, y siendo a la vez consciente de la fuente de esas virtudes en términos de fe (pues, para una persona de fe, las virtudes provienen de Dios, uno sólo les abre la puerta), puedes establecer una muy provechosa relación entre las prácticas estoicas y tus prácticas personales. Puedes anticipar, por ejemplo, la ira, la irritación, considerando que en este último día, en todo caso en este único día, necesitarás paciencia, tolerancia, comprensión del otro, ecuanimidad (o, como dices, ser menos severa en tus juicios hacia los otros), y convocando tu fe para que dispongas de estas virtudes en el tiempo y la forma que sea necesario. Naturalmente, esto sólo es una sugerencia, pero puede ser provechosa para enriquecer tu práctica.