
Lo que comentas hacia el final de tu texto, cómo la vida puede hacerte pasar de un polo al polo opuesto, incluso de manera súbita, es interesante. C. G. Jung, tomando una idea de Heráclito (y del principio taoista del yin-yang) le llamaba enantidromia. En el caso de tu tío Javier, esto sucedió de manera forzada y no sabemos que habría pasado si hubiera tenido una vida más larga. Según Jung, toda tendencia consciente genera un tendencia equivalente y opuesta en el inconsciente. El hombre que ha destinado su vida a la acción, desarrolla inconscientemente la tendencia opuesta, es decir, una tendencia a la contemplación, sólo que no lo sabe y, llegado el caso, si se dan las circunstancias, no le será fácil asimilar (integrar) esa tendencia. El caso ejemplar es el de Jekyll y Mr. Hyde (a ti que te gustan las novelas de terror): el médico probo y virtuoso, por las noches (símbolo del inconsciente) se vuelve su antítesis. Esto es tanto como decir que quizá tu tío Javier, con los años, se habría vuelto más introvertido, contemplativo, femenino, más dispuesto a abrazar su vulnerabilidad. El hecho de que te resulte admirable el contraste con tu tío, supone quizá también que, con los años, tú te vuelvas más extrovertido, activo, galán, sociable y “fuerte”, lo que quiera que esto último signifique. Según Jung esto es una ley, pero claro, no siempre escuchamos el inconsciente.