Coincido contigo Gabriel; la profundidad de saber quién mira es la persistencia en la búsqueda de definir quién soy, quién fui, pero jamás quien seré ya que ese es un espacio que no dota la visión de imágenes claras; aún el preguntarme quién fui resulta ofensivo al pensamiento porque dentro de él la que fui ha cambiado también; ya no miro igual mis acciones, experiencias y el resultado temporal de ellas, puedo “recordar” lo que fui, lo que hice, lo que fueron los demás, las cosas… sin embargo, jamás volveré a sentir lo mismo, a pensarlas de la misma forma, hoy puede ser mi juicio más benevolente o más perverso, pero jamás el mismo.
Puedo concluir que, incluso, los recuerdos se piensan diferente cada vez y que me alegra la impermanencia de las cosas, de mi misma…
Mientras tanto, sigo mirando a través de la vida como de la ventana de mi recámara