
Está buenísimo todo lo que expresas aquí, Patricia, y sin duda te ayuda inmensamente la fe, porque te permite asimilar con mucha mayor naturalidad el sentido de la vida y la muerte.
Sobre la anticipación de tu último día, sería un atrevimiento hacer cualquier comentario, porque cada situación que mencionas es atesorable para ti y yo no tengo nada que decir, es muy bello. Lo único que observo es que lo escribes en condicional, en un registro hipotético: Si fuera mi último día, entonces haría esto y aquello. Es importante que puedas dar un pequeño paso más y asumirlo en presente, sin condiciones, como un factum: “Es mi último día. Me despido de mis cercanos con gratitud”. Esto puede parecer un detalle menor, pero, así como puede haber un cambio consciente si sustituimos “perder” por “devolver”, así también se puede obrar un pequeño cambio si anticipamos esto con plena vivacidad y no como algo hipotético (lo mismo vale en general para todas las anticipaciones: recorrer los escenarios de principio a fin como si estuvieran sucediendo aquí y ahora, en presente).