
Supongo que esto es algo que ya has procesado largamente, pero el hecho de que hayas puesto en palabras de manera tan clara, tan enérgica y contundente este antimodelo que ha sido tu abuela para ti, quizá contribuya un poco más a liberarte de su impronta.
Algo interesante es que hay un cierto suspenso, porque se plantea, al principio, un cuadro donde parece que tu abuela conseguirá no repetir la historia, sobre todo por esa decisión tan aparentemente libre de estudiar historia en CU, incluso cuando la carrera apenas si estaba establecida. Es triste ver cómo al final su historia personal, sus condicionamientos, terminan por dominarla y amargarle la vida (y hacer que ella se la amargue a otros). Este giro, sorpresivo, sobre todo por el hecho de casarse con un hombre dulce e inteligente, viene secundado por un segundo giro, que es el tuyo propio, el de tener muy consciente que tú no quieres repetir la historia de tu abuela (que es en parte la historia de algunas mujeres de tu familia). Contigo, en principio, se rompe ese condicionamiento. Tú te beneficias en primera instancia y quienes te sigan, especialmente las mujeres que vengan “detrás de ti” (sea que tengas hijos/as o no), se beneficiarán también. En ese sentido es un acto trascendente.
No sé bien cómo hayas vivido la escritura de este texto, pero a mí (quizá fantasiosamente) me da la idea de una especie de liberación, casi de exorcismo. Te felicito, hiciste un gran trabajo.