
Es interesante lo que has hecho aquí: no sólo consideraste la dimensión “espacial” de los círculos, sino también la dimensión temporal: las personas que ya no están, las que estuvieron fugazmente, los “personajes de utilería” (la metáfora es muy buena). Es cierto, el desafío es en principio poder establecer esas jerarquías, pero en el fondo no es tan importante desarrollar una precisión extrema, sino un recordatorio de eso que bien titulas “nuestro lugar en el mundo”. Basta con tener una consideración general, con tal de que eso propicie la consciencia o disposición comunitaria a que exhortan los estoicos. Si el ejercicio se vuelve demasiado barroco es difícil hacerlo. Lo importante es concederse un momento y expandir los círculos, expandirse con ellos (o bien, como dice Hierocles, contraer los círculos hacia uno mismo, traer la cosmópolis hacia el centro).
Tu observación sobre el último círculo es muy certera, es como si el pensamiento estoicos hubiera sido, por así decir, proto-ecológico: cuidar del mundo.
Muchas gracias por participar de este taller, Omar. Fue un placer poder acompañarte. Aprecio enormemente la honestidad y la valentía de tus reflexiones. Que estés bien, seguimos en contacto.