julio 9, 2020 a las 8:16 am
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Superadministrador
Justo con los niños la impermanencia es muy patente. Cambian a veces con mayor rapidez de la que somos capaces de asimilar y muy pronto ya dejan de ser niños. Sin duda es un recordatorio pertinente decirse a uno mismo que esta etapa, esta edad, este día no volverá y vivir su crecimiento con plena consciencia. De otro lado, si bien tiene total sentido dirigir el ejercicio en esta dirección, porque es lo que está pesando (el tener que trabajar y además cuidar de M), también es importante proyectar esta consciencia de impermanencia sobre el resto de las actividades, personas, objetos, etc., incluso sobre los eventos más pequeños, como beber un vaso de agua, cepillarse los dientes o mirar algún rincón conocido de la casa.