
La constatación que refieres es sumamente importante. Como se dice a veces en budismo: la mente no puede resolver el problema de la mente; es la no-mente la que debe hacerlo. No es que haya que dejar de pensar, eso sería tonto, porque el pensamiento es una herramienta importante para la vida, pero, si no se domina, puede volverse tortuoso.
Al observar sin enjuiciar, como hiciste esta semana, de algún modo estás más cerca de esa “no-mente”, que no se ve envuelta por los pensamientos, sino que, por así decir, les permite manifestarse, sin quedar atrapada “dentro”. Algo muy importante en todo esto es que TÚ NO ERES TUS PENSAMIENTOS. Cuando hay dolor, sufrimiento, es porque nos hemos identificado con pensamientos. Si conservas esta hebra de lucidez, de distancia, de observación ecuánime, el sólo hecho de no alimentarlos más, comienza a debilitar esas tendencias.
Me parece excelente y apropiado que hayas decidido observar primero, sin escribir todavía sobre ellos. En la segunda semana tendrás algunas herramientas adicionales para “detener los pensamientos”, observarlos y desmontarlos. De nuevo, no se tratará allí de resolver el asunto desde una elaboración de los propios pensamientos, sino desde otra perspectiva.