
Hola, Israel.
Me da una gran alegría ver que las herramientas del curso te están siendo provechosas. Gracias por compartirlo aquí. Sólo no te apegues a la idea de una felicidad perenne, o un Israel Zen, no te apegues a nada, tampoco a lo que dirían los estoicos, porque al hacerlo estarías otra vez en la raíz del problema y buscarías por todos los medios “defender” esa felicidad, ese estado zen, a los estoicos o a lo que fuere. Sigue atento, consciente, pero sin apegarte a la idea de logro, éxito o algo del estilo.
En relación a tu pregunta acerca de cómo obra un estoico ante una situación injusta, es una pregunta importante. Hay un tratado de Séneca sobre la cólera que te puede resultar muy útil leer. El tratado está en la lección de este curso titulada Fuentes, dentro de la obra Diálogos (y a partir de este lunes o martes, habrá en esta misma plataforma un curso nuevo sobre la ira, sobre cómo lidiar con la ira propia y ajena, desde la perspectiva estoica y budista). Pero digamos que, desde la perspectiva estoica, la ira no es de ayuda a la hora de hacer justicia, si bien es una emoción que surge ante situaciones injustas. Séneca dice: “El buen juez condena lo reprobable, no lo odia”, dando así a entender que no es preciso tener ira a la hora de impartir justicia. Pero él mismo dice en algún lugar que a veces funciona hacerse el enojado, para dar un mensaje enérgico, que mueva, aunque sin estar enojados por dentro. El tema es controvertido y hay una discusión sumamente interesante entre Aristóteles y los estoicos sobre este asunto: Aristóteles considera que la ira es útil, entre otras cosas, para hacer justicia, los estoicos lo niegan. Pero yendo a la cuestión que planteas, el estoico no habría dejado pasar una situación injusta, tampoco habría manifestado animadversión o cólera.
Quizá una pregunta es si, al denunciar la incongruencia de esta persona, lo hiciste en el lugar adecuado, en el momento oportuno, en la magnitud apropiada, ante las personas indicadas y por los motivos apropiados (ésta sería un poco la idea de Aristóteles de una ira virtuosa). Tal vez la reacción del auditorio tuvo que ver, no con defender a esta otra persona (tal vez sí), sino con tu manera de decirlo, con las circunstancias en que lo hiciste, quizá no fueran las mejores.
Pero más importante que todo lo anterior: ¿por qué te enojas tú? Esta persona es incongruente. ¿De quién es el problema? Seguramente hay algo más debajo de ese enojo. Especulando, puedo pensar que lo que hay detrás podría ser, por ejemplo (sólo es un ejemplo especulativo), que una persona moralmente dudosa tiene la reputación, el éxito, el sueldo o lo que sea que, en cambio tú, que te consideras congruente y moralmente recto, no tienes. Ojo, insisto en que sólo estoy especulando, puede ser cualquier otra cosa. Lo único que quiero aquí alentar es a que observes debajo de ese enojo qué hay e intentes desmenuzarlo. Por supuesto que si ves algo que quieres compartir aquí, te leeré con sumo interés y estaré aquí para responder.
Un abrazo de vuelta.