
Está muy bien todo lo que has escrito y cómo lo has aplicado, minuciosamente, a la situación que refieres. Quizá un asunto importante a tener en consideración, también, es poder reposar, por así decir, en haber obrado todo lo que estaba en tus manos y en haberlo hecho bien, con la mejor disposición, etcétera. Esto es una fuente de satisfacción importante. Tú, bajo el mejor criterio de que eres capaz, has hecho lo mejor que podías hacer y si otros no lo ven así, está bien, pero no es tu problema (a menos, claro, que puedas mejorar a partir de algo que observas en la respuesta de los otros, en cuyo caso tampoco hay problema, porque lo que depende de ti, aprender y mejorar, lo estarías haciendo).
Algo que yo he observado en mi propia experiencia, promoviendo los cursos, es que, cuando uno insiste, puede haber un abanico de respuestas bastante amplio: desde la total indiferencia hasta la gratitud, pasando por respuestas educadas del tipo “ahora no puedo”, hasta respuestas ásperas. Esto es interesante, porque una variedad tan dispar de respuestas demuestra, precisamente, que no puedes identificarte con ninguna de ellas (ninguna representa o dice algo totalmente real y exhaustivo sobre tu mensaje). Tú haces tu parte y la reacción ya no es tu asunto. No es que tengas que ser insensible, puedes eventualmente aprender algo, pero no depositar allí tu valor o disvalor, el valor de lo que promueves o su disvalor, etc.
Ahora el asunto es cimentar este tipo de razonamientos, tenerlos completamente a mano en cada ocasión, de modo que estés preparada para escenarios dispreferidos y no te afecten ya, ni te hagan dudar, ni mucho menos, te bajoneen. Como bien dices, sé paciente y diligente (esta expresión la usaba mucho S.N. Goenka, un maestro de vipassana) en la práctica.