¡Buenísimo texto! Buenísimo porque, además de estar escrito con una honestidad sin concesiones, logras dar en un solo párrafo todo el arco que normalmente atravesamos cuando meditamos seriamente sobre nuestra propia muerte: la perplejidad, el miedo, la eventual melancolía, y luego, una vez atravesado todo esto, la aceptación, el desprendimiento, el alivio. Me pareció magnífico, hermoso y a la vez ingenioso, el cierre que le diste, profundizando en la idea de no hacer nada especial en ese último día, sino vaciarlo todo y devolver la maleta.
