
Me parece interesante que, en lugar de haber escogido una situación conflictiva del pasado, como sugería en principio el ejercicio, decidieras en cambio escoger una situación, triste sí, pero no conflictiva, y honrar así, a través de múltiples miradas, la memoria de una persona que has amado. Esto dice algo de ti.
El texto está muy logrado. Es como un mosaico de anécdotas y acotaciones sobre la abuela Maruchi que se va completando a medida que se agregan las miradas. Algunas son muy entrañables, en particular, la del comienzo, cuando ella se encarga de las plantas y, una vez consumada la tarea, pide que la lleven a su casa. Es interesante la escritura a partir de múltiples primeras personas, precisamente por eso, porque permite variaciones subjetivas, vívidas, sobre un mismo asunto.
En este caso, además, hay un uso inteligente y oportuno de la repetición, como si fuese un estribillo en el comienzo de cada testimonio. Yo habría titulado, incluso, con ese estribillo: Ayer murió mi abuela.
También es interesante que se deslicen hebras narrativas secundarias, digamos, como el distanciamiento de los primos de Puebla y que esto (que podría ser, quizá, la parte propiamente conflictiva) acuse perspectivas múltiples: una cierta condena desde un lado, una justificación clara desde otro, etc.
En fin, que es un texto entrañable, logrado y generoso en relación a la memoria que evoca.