
Hola, Edith.
Muchas gracias por plantear estas cuestiones. Son interesantes y necesarias, pues, efectivamente, yo no abordé la relación entre las pasiones y la creatividad en los videos o los materiales escritos.
En relación a tu primera cuestión, la de los “caracteres fuertes”, estoy de acuerdo contigo e incluso agregaría algo más: eso que solemos llamar un “carácter fuerte” es en general un carácter débil, o, para relacionarlo mejor con tu reflexión, un temperamento natural que no ha aprendido a gobernarse y conserva ciertas debilidades en estado bruto. A menudo tenemos esta idea sobre los coléricos, es decir, que son caracteres fuertes, cuando en realidad son personas que se sienten fácilmente dañadas o lastimadas.
El asunto sobre la relación entre las pasiones y la creatividad es más espinoso. Posiblemente, para Séneca, o para un estoico de su tiempo, lo bello tenía el carácter que surge de una contemplación desinteresada, como sucedía en parte con los griegos. Una bella acción, como las que aparecen en Homero, es tenida por bella, por moralmente loable, pero no necesariamente yo quiero estar en ese lugar. Es bello que Aquiles escoja una vida breve y gloriosa, en lugar de una confortable y longeva, pero ¿querría uno morir joven en la guerra? Algo de esto hay en las ideas sobre lo bello de los griegos, que pasan a los romanos, y que embonan al dedillo con la ética estoica. El propio Séneca era un dramaturgo y un escritor consumado, pero sus tragedias buscan enaltecer el carácter, etcétera (se le sale el estoicismo por los poros) y este tipo de obras probablemente surgen de una disposición más serena que apasionada. Con esto no quiero defender a Séneca (no lo necesita), sino dar algo de contexto sobre por qué, no sólo Séneca, sino el propio Aristóteles, defensor de la posibilidad de una ira virtuosa, no esgrime el argumento de las pasiones (la ira u otra) en las artes. Lo que llamamos creatividad, quizá para los griegos era más bien cuestión de techné, de técnica, de artesanía y no tenía el mismo valor que le damos nosotros.
La relación entre pasiones y desarrollo artístico, hasta donde sé, se establece con y a partir del romanticismo, es decir, del siglo XIX. Los poemas de Hölderlin o Novalis, las sinfonías de Beethoven, y un largo y magnífico etcétera. Quizá hubo antecedentes importantes (quizá El Quijote es uno de ellos), pero no estaba claramente establecida la relación entre las pasiones y las artes (así hubiera un tipo peculiar de pasión a la hora de tomar un pincel o una pluma).
Personalmente, considero que sí, que las pasiones pueden sin duda ser una materia fundamental (aunque no la única) para el desarrollo de la creatividad y las artes, y que, como bien sugieres, el hecho de poder canalizarlas por estas vías es también un modo de elaborar las propias pasiones y, eventualmente, sublimarlas.
En el budismo tántrico no existen las artes en el mismo sentido que en Occidente, pero la idea de transformar la ira en otra cosa, en algo bello o valioso en algún sentido, es en sí misma una alquimia, una forma del tantra. También en las artes marciales se busca esta alquimia.
En fin, Edith, no sé si estos apuntes serán satisfactorios, pero es lo que alcanzo a responder y te reitero mi gratitud, porque éstos son asuntos que el curso como tal no contempla y, gracias a tus inquietudes, ahora tienen un lugar.