
“…a menudo heredamos de manera totalmente inconsciente un conjunto de creencias que damos por verdaderas”… o de miedos: “a mí no me va a pasar eso, yo seré libre”… y, creyendo que eres libre, vives presa en “algo” que no sabes bien qué es. Me he pasado la vida tratando de develar ese misterio, de terapia en terapia, huyendo conscientemente del machismo en el que me crié como algo natural y “persiguiéndolo” inconscientemente porque mi imaginario de “hombre” lo llevo tatuado… y así me va. En una contradicción constante, muchas veces, asumiendo el rol “del hombre de la casa” y, al mismo tiempo, el de la mujer “sufrida”.
La nostalgia del inmigrante parece que es “universal” como tú dices. Recuerdo cuando leí El amor en los tiempos del cólera, la forma como lo retrató García Márquez fue una cosa que me impresionó mucho y yo todavía ni soñaba que iba a ser una inmigrante.
Gracias, Gabriel, disfruto mucho estos “ejercicios”