
3-Septiembre 10
Como parte de las huellas escritas en el cuerpo, también están mis duelos.
Las muchas formas de ser yo misma y reinventar la narrativa de mi corporalidad.
Nada de lo escrito en el cuerpo como memoria permanece como verdad identitaria, cada mañana me reescribo.
4-Septiembre 11
Conduzco la carretera como cada mañana de casa al colegio, parece la misma y nunca lo es, nunca un amanecer igual a otro, como mi cuerpo en mí.
Sentada a mi lado viaja mi hija casi adolescente. La miro y la veo morir, adolecer, transitar los últimos estadías de la niñez. Una parte de mí se despide de ella, otra yo que quiere adelantarse para recibirla. ¿Estoy ya ahí para re-conocerla, mirarnos? Nos encontramos cuerpo a cuerpo con las nuevas narrativas que conforman su existencia. La mía.
Ella dormita o pretende hacerlo. En silencio hago el recorrido de los muchos duelos que me exige la maternidad. Tengo treinta y dos minutos para recordar. Primer duelo: parir; morir en mí-ser-sola para permitir que la vida de otro me atreviese, repito: morir para que la vida de otro me atraviese. Morir para dejarla crecer, verla crecer y morir como madre de una niña para nacer como madre de una adolescente. También yo he cambiado y en esas muertes y re-invenciones la narrativa de mi cuerpo.
Llegamos al colegio, últimos segundos del sol sobre sus ojos verde oliva; nos estamos reescribiendo.
5- Septiembre 12
Tiempoencuerpo