
Qué lindo comentario y ¡qué magnífico título le pusiste! Veo ahí una venilla literaria…
Efectivamente, la pregunta importante es justo la que te formulaste: ¿de qué otras experiencias significativas nos estamos perdiendo en la vida por no poner atención? Lo que el ejercicio pone de manifiesto, de manera vívida (y la idea es que todo el curso tenga este carácter, esta posibilidad de poder ser aterrizado y vivido en la propia experiencia) es que la calidad de la experiencia tiene que ver mucho más con nuestra disposición subjetiva, con la atención, ecuanimidad, capacidad de observación, etcétera, que con el objeto.
Muchas gracias por tu comentario, Mila, y bienvenida al curso.
PD. En relación a tu “viaje al pasado”, muchas veces ese atajo se da a partir del olfato, aunque tú lo refieres más bien en relación al oído y al sabor (pero el sabor, el sentido del gusto, está íntimamente relacionado con el olfato, que es el que da los matices). Tal vez la asociación vino por el hecho de que en la infancia y la niñez vivimos mucho más atentos; entonces todo es intenso y asombroso, la curiosidad está a flor de piel, y quizá en este ejercicio, por el hecho de haber estado tan atenta, algo en ti se haya “ido” hacia ese pasado cálido, lleno de sabores y aromas.