
Hola Gabriel!!!
En efecto existen las sombras, las crisis, por el tema de número de palabras no me quise extender. Queda implícito: cuando hablo de mis maestros de la infancia y la motivación constante, estoy mostrando la sombra de una niña que luchaba interiormente por creer y crecer en medio de las necesidades materiales y afectivas, aun cuando se me reforzó el liderazgo ante mis hermanos, elemento que causó la imposición de un rol que para la edad fue muy duro, ser la hermana cuidadora de cinco hermanos pequeños y batallar con las diferencias que padre y madre sostuvieron… no fue fácil la primavera, pero la poesía y mis amigos me ayudaron muchísimo, soy una mujer afortunada y con una resiliencia tan natural, casi innata, que he obtenido todo cuanto he querido… Cuando muestro mis sombras también parece poco creíble.
Igualmente en este texto muestro una crisis cuando hablo de la separación de pareja a los 48, en pleno otoño cuando ya vas “saliendo” de las responsabilidades con los hijos, entonces quedar sola, aunque en búsqueda del amor, sola, ya un año, ha sido muy duro… muy triste.
Mi refugio en lo intelectual y académico siempre me ha dado frutos. Y siento que el psicoanálisis me salva.
Agradezco este espacio maravilloso, tus comentarios tan acertados, tan profundos.
Apenas culmine una actividad académica, a fines de noviembre, me inscribiré en el curso de filosofía… es un placer continuar la revisión personal.
Un fuerte abrazo.