
Está muy bien, Andrea, lo que escribes es el efecto que idealmente debe tener la consciencia de la propia mortalidad: aprovechar cada instante, no dar las cosas por hechas, cultivar el aprecio del tiempo y la gratitud. Me llama la atención que digas que “tal vez y sólo tal vez” te pongas a reflexionar y agradecer a la vida, cuando es en cierto modo lo que ya estás haciendo en el texto y lo que se desprender de tu última línea. ¿Por qué ese “tal vez y sólo tal vez”?
También es interesante observar que, desde esta perspectiva, todas esas cosas que tanto te arrebatan y en las que abundaste en el texto anterior, no tienen lugar. ¿Dónde están la relación complicada con el ex novio, los recuerdos dolorosos, la ansiedad por el futuro?
¿No es sumamente sugerente que, poniéndote en una perspectiva donde se decanta lo verdaderamente importante de lo que no lo es, todo eso otro ni siquiera haya sido mencionado?