
Un texto lúdico y disfrutable, donde hay reflexión, diálogo, asomos oníricos, en fin, distintos registros. Has logrado reconocer algunos espectros, como el de la rigidez o inflexibilidad, el del ex-novio, el de la resistencia a meditar. La metáfora de Miguel Ángel es absolutamente justa y en cierto modo es lo que buscan las tradiciones meditativas antiguas, como el budismo, el hinduismo o la filosofía estoica: quitar lo que sobra, desasirse de todo condicionamiento, toda “inflamación” de un supuesto yo que es en el fondo ilusorio. Los espectros son, en este sentido, sus manifestaciones.
Es verdad que los sueños son un terreno sumamente fértil para indagar en este sentido, pero me parece que los espectros que cuentan son justamente los que se infiltran en nuestra vida de vigilia, de manera inadvertida, haciéndonos pensar, decir o hacer (o bien, no pensar, no decir o no hacer) cierto tipo de cosas. Reconocer cómo es que se aparecen, si lo hacen de manera más clara en ciertos escenarios o circunstancias, puede ser un buen ejercicio para “arrojarlos al lago”, es decir, disolverlos.
Confieso que no entendí la última línea sobre la necesidad de ser Significante. Suena lacaniano. ¿Será?
Buen trabajo, Rocío.