
Gracias por compartir tus preguntas, Simón.
En relación a lo primero, la correcta interpretación del estoicismo sólo se puede alcanzar experimentándolo. Es cierto que incluso algunas personas que se embarcan en este camino equivocan el ideal de la imperturbabilidad e intentan volverse duros, pero ésa no es la experiencia a que invita el estoicismo. Lo importante aquí no es tanto distinguirlo en otro, sino en uno mismo. Si tienes el corazón abierto, si no estás identificado con un yo y, por lo tanto, no te ofenden fácilmente; si esa no-identificación con un yo, separado de los otros, te vuelve más sensible, compasivo y comunitario, porque entiendes que el dolor de los otros es de alguna manera tuyo también, entonces estás transitando el camino del estoicismo. Si, en cambio, eres incapaz de sentir, sólo estás deprimido. Ten paciencia, todo esto se irá revelando a lo largo del curso.
En cuanto a lo segundo, hubo ciertas divergencias a lo largo de los siglos en que estuvo en vigor la escuela estoica. Habitualmente se divide esto en tres etapas: el estoicismo temprano (Zenón de Citio, Cleantes y Crisipo), el estoicismo medio (Posidonio, Antípatro, etc.) y el estoicismo tardío o romano, con las figuras de Musonio Rufo, Epicteto, Marco Aurelio y Séneca. Pero no hay algo así como un estoicismo originario que sea más legítimo que los otros. Todo estos filósofos y estos periodos fueron expresiones igualmente válidas de la filosofía estoica. Lo que sucede es que, por un problema con las fuentes, nos llegan de manera más íntegra las fuentes del estoicismo tardío que del temprano o medio, del que sólo se conservan fragmentos. Espero haber respondido a tus inquietudes.
Saludos cordiales.