
Estimado Jairo, tu pregunta es, una vez más, muy oportuna.
Efectivamente, hay una trampa en estos caminos y es volverse ávidos de sabiduría, iluminación, virtud, lo que fuere. No importa que aquí se trate de una meta moral/espiritual loable, la avidez lo echa todo a perder y esta trampa no es algo que haya pasado desapercibido en las tradiciones primordiales.
En el caso de los estoicos, y esto es particularmente notable en Epicteto y Séneca, previenen en varios lugares contra el deseo ávido de volverse “el sabio”. Si, cuando uno comienza a ejercitarse, se frustra por no responder a una situación con la ecuanimidad o imperturbabilidad que deseaba, en lugar de cosechar algún logro de esa situación, sólo la convierte en algo más perturbador. Y esto es porque no hubo un deseo “con reserva”, como dicen los estoicos, sino avidez.
En el budismo hay varios lugares que insisten en esto. En un conocido sutra (discurso) antiguo, se dice algo así como que apegarse a las pasiones es causa segura de dolor, pero apegarse al Dharma (al camino) es como tomar a la serpiente por la cola; es decir, es sucumbir a un envenenamiento seguro. En la tradición del budismo zen es muy famosa la declaración: “Si ves a un Buda, mátalo”. En suma, no seas budista, porque SER budista es una contradicción en términos (cuando el budismo busca disolver todo apego, toda identificación o solidificación con algo sustantivo). El budismo no es un fin en sí mismo, sólo es un vehículo para cruzar “el río del dolor”. ¿Qué sentido tendría cargar con esa canoa o barca una vez que has llegado a “la otra orilla”? (Río del dolor, la otra orilla, canoa, barca, son imágenes típicas del budismo). Entonces, también aquí se trata de no desarrollar apego o identificación, es decir, avidez por ser un “buen budista”, un iluminado, etc., pues es, probablemente, la peor de las trampas.
Saludos.