
Qué inmensa alegría me da leer esto, Dolly. Hay constataciones y matices muy importantes en tu texto.
(1) La gratitud no se fuerza, no puedes ser forzada, porque consiste en el aprecio de lo GRATUITO, lo que es porque sí (lo que en el mundo del dinero no vale nada, pero en el mundo de la vida lo vale todo). Cuando decimos “gracias” a alguien, normalmente nos responden “de nada”. He ahí la auténtica lógica de la gratitud: aprecio y reconozco que esto que has hecho es una gracia (“gracias”), un regalo, algo que no deriva de una transacción (quid pro quo), algo que, como bien dices en algún lugar, no estaba dado, no podía darse por descontado; entonces la otra persona lo confirma, diciendo que, efectivamente, fue un acto espontáneo, no un cálculo interesado, algo que surgió así sin más, de la nada: “de nada”.
La rosa es sin porqué
Florece por qué florece
(A. Silesius)
Es decir, la rosa no tiene por qué brotar y florecer, el brote es una gracia, un regalo. ¿Lo reconocemos? Tú empiezas a hacerlo y es maravilloso que así sea. (Lo de “gracias”, “de nada”, lo utilizamos en realidad en nuestras dinámicas transaccionales, pero originalmente refiere a aquello a lo que hice alusión más arriba). Lo que sucede es que la vida misma es una gracia y estos momentos de paz son propicios para darse cuenta de ello.
(2) En la atención está la clave y por eso ahora, al estar atenta a esos momentos, los aprecias y agradeces. Pero aquí hay algo más: tu sensibilidad no se dirige únicamente a lo que sucede y está ahí, sino también a lo que podría estar sucediendo y no sucede. Y este contraste, como muy bien observas, es el que propicia que puedas apreciar que no está sucediendo nada terrible. Es como cuando el zumbido del refrigerador cesa: entonces escuchamos el silencio y lo apreciamos, es decir, escuchamos el no-sonido, precisamente por obra de un contraste. Poder ampliar la atención y la sensibilidad a lo que podría suceder y no ha sucedido, al hecho de que no haya habido, pongamos, grandes contratiempos, es una perspectiva mucho más realista a la hora de evaluar lo que nos sucede, y mucho más satisfactoria.
(3) Es importante que reconozcas que, en cierto modo, no te sientes lista para morir, o en todo caso que, si te tocara morir en este tiempo, sentirías que habría faltado completar algo. En la medida en que te sientas más plena, esto ya no sucederá. Quizá morir será dispreferido, pero al mismo tiempo estarás fundamentalmente lista.
Te felicito de todo corazón, estás haciendo un gran trabajo.